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Uno
se vuelve filósofo el día en que descubre que ignora
cuál es el sentido de su vida y se resuelve a buscarlo sistemáticamente
por el camino de la razón. Hasta entonces había vivido
de las opiniones recibidas: creía lo que por término
medio se cree, hacía lo que se hace, gozaba como se goza,
incluso se rebelaba en ocasiones como y contra lo que uno suele
revelarse. Arropado por la tradición, sostenido por los valores
y las pautas de conducta de su grupo, traído y llevado por
las modas, sus existencia transcurría con relativa placidez.
Pero
un buen día-¿de veras fue un día bueno?-siente
con estremecimiento que el suelo de creencias que hasta entonces
le había sostenido se abre bajo sus pies. Sus convicciones
de siempre se le han vuelto repentinemente extrañas. (...)
El mundo en el que antes vivía ha resultado ser un gigantesco
escenario de teatro donde nada es lo que parece.
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Extraído de la revista MUY ESPECIAL, Nº48, Historia
de las ideas. Texto de Leonardo Rodríguez Duplá,
profesor titular de ética y filosofía política
en la Universidad Pontificia de Salamanca.
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La
vida cotidiana de la mayoría de nosotros está repleta
de cosas que nos mantienen ocupados y preocupados. No obstante,
más de una vez nos preguntamos cuál es el origen y
sentido de todo lo que nos envuelve. Es así como uno se puede
llegar a plantear una serie de preguntas esenciales sobre aspectos
a los que normalmente no se presta atención.
Este
tipo de reflexión puede darse en cualquier aspecto de la
vida cotidiana. Así, por ejemplo, los políticos se
remiten continuamente a nociones como libertad,
igualdad, justicia social y un largo etcétera. Pero incluso entonces uno puede ir más
allá y preguntarse: Sí,
pero, de hecho, ¿qué es lo que entendemos por libertad?.
Preguntas semejantes pueden tornarse desafiantes y difíciles
de resolver.
Cuando
uno se empieza a plantear todos estos interrogantes se puede decir
que está empezando a filosofar. Así pues, todos los
campos de la actividad humana permiten plantearse una serie de preguntas
sobre sus conceptos, principios y métodos fundamentales,
de forma que se puede hablar de una filosofía de la ciencia,
filosofía de la religión, filosofía del arte,
etcétera.
Esta
aclaración de conceptos, si bien resulta de lo más
fascinante, no constituye más que una aproximación
superficial a la filosofía. Los grandes filósofos
han ido mucho más lejos y se han interrogado sobre los aspectos
fundamentales de la existencia y la experiencia del hombre.
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